Había una pequeña hada llamada Coral, sus alas eran naranjas como el nombre de la
fruta del paraíso, y tenía dos amigas, una era Alya, ella era más atenta con Coral que
con Azalea. Esta última atemorizaba un poco a la gente cercana porque tenía un problema,
su piel era escamosa y azul. Ella se sentía muy avergonzada por su espalda azul brillante.
Sin embargo, un día de camino al bosque, las tres buenas amigas se asustaron porque miraron
a un troll peludo y enfadado que quería aterrorizar a las criaturas del bosque junto con
los visitantes del espeso bosque brillante, que era un lugar sombrío, pero también
tenía flores mágicas, las cuáles brillaban esplendorosamente como las auroras boreales.
Un fenómeno que sorprendía a los visitantes y criaturas del espeso bosque.
Por otro lado, había dos guardianes que custodiaban la piedra sagrada de la juventud y
la inmortalidad. La piedra era una reliquia antigua, perteneciente a la Reina de las Tierras
Verdes del Norte, que fue un valioso tesoro obsequiado por los dioses del lugar. Solo la
reina podía tocarla, pero su hija la podía tocar también, gracias a sus poderes de
sacerdotisa.
Entonces, la hija de la Reina estaba en su jardín cogiendo flores cuando se
fruta del paraíso, y tenía dos amigas, una era Alya, ella era más atenta con Coral que
con Azalea. Esta última atemorizaba un poco a la gente cercana porque tenía un problema,
su piel era escamosa y azul. Ella se sentía muy avergonzada por su espalda azul brillante.
Sin embargo, un día de camino al bosque, las tres buenas amigas se asustaron porque miraron
a un troll peludo y enfadado que quería aterrorizar a las criaturas del bosque junto con
los visitantes del espeso bosque brillante, que era un lugar sombrío, pero también
tenía flores mágicas, las cuáles brillaban esplendorosamente como las auroras boreales.
Un fenómeno que sorprendía a los visitantes y criaturas del espeso bosque.
Por otro lado, había dos guardianes que custodiaban la piedra sagrada de la juventud y
la inmortalidad. La piedra era una reliquia antigua, perteneciente a la Reina de las Tierras
Verdes del Norte, que fue un valioso tesoro obsequiado por los dioses del lugar. Solo la
reina podía tocarla, pero su hija la podía tocar también, gracias a sus poderes de
sacerdotisa.
Entonces, la hija de la Reina estaba en su jardín cogiendo flores cuando se